miércoles, 1 de julio de 2009

Del Alcohol y Otros Demonios


Caía la cálida noche y la ciudad estaba vestida de tedio, subterfugio perfecto para compartir unas copas con amigos. Partimos a las diez, y después de un par de cigarros para amenizar el camino llegamos a un restaurant. Era martes, a consecuencia no había promociones que nos alentaran a consumir buena cantidad de alcohol, había dinero, pero ¿a quién no le gustan los descuentos? entonces el mesero nos hizo una buena propuesta a la que accedimos, y en minutos llegó soberbiamente servida, cual botella del más fino champagne, una cerveza tamaño familiar (si, una caguama).

Tres hombres con tiempo sin reunirse, motivo suficiente para desbordar la avalancha de historias que compartir. Política, mujeres, antiguas relaciones, viejos recuerdos, perdedores colegas, sufridos enemigos, obligado Michael Jackson, necesario sexo. Todos gratos, pero hubo un tema que particularmente me encantó; resaca moral. Esa culpa novia idónea del karma, que ebrio o no, sientes después de decir o hacer algo que realmente no querías y que te hizo sufrir rotundamente arrepentido.

Muchas veces no me percaté de ella, será que producto de mis más impresionantes borracheras eh logrado -para bien o para mal - deshacerme de esa carga de complejos que llevo conmigo, y poder decir a la gente lo que pienso y hacer lo que sobrio jamás me atrevería. La mayoría de las personas después de hacer las peores estupideces posibles bajo los efectos del alcohol dicen cosas como: "Perdón estaba borracho" ó "Es que tomé demasiado"(me incluyo) es una manera fácil de redimir las culpas, cualquiera se da cuenta que estar ebrio no cambia quien eres, sólo lo revela.

Relaté a mis acompañantes una ocasión en particular, en que tomé el auto, fui por una mujer a la que no conocía del todo bien, bebimos, y desenfrenadamente tuvimos relaciones sin protección hasta las seis de la mañana. Entonces apareció, la culpa de que probablemente me hubiese contagiado de una enfermedad, peor aún, la posibilidad de su embarazo. Afortunadamente su ciclo menstrual y mi examen médico acabaron con el insomnio de aquellas semanas.

Así se fraguaron inolvidables momentos, cada uno compartimos vivencias nocturnas, en las que se antepusieron los impulsos, sin pensar en consecuencias, en la resaca moral. ¿Tú de qué te arrepentiste?.


1 comentario:

Buen Carlos dijo...

Soberbio, la cerveza en su punto y envasada al puro estilo mexicano.
Ya debe de empezar a pagarles por cada historia.