De imprevisto sali corriendo a tomar un taxi, y santos dios que cuando uno tiene prisa no encuentra ningun taxista a la vista. ¿o miento? de repente un taxi modelo tsuru de color blanco se aproximo y lo primero que observe fue las luces encendidas. Hize la seña en señal de "ven subeme wey" enseguida dio retorno y me subio, abri la puerta apresuradamente y volteo hacia el taxista para indicarle mi direccion, lo veo y un señor ya de edad avanzada, pegado al volante y los ojos bien fijos al pavimento.
Nos fuimos, tranquilamente pues a su edad no es lo mismo ir pisandole al acelerado, asi que se fue muy lento.
Su mirada era de alevocia hacia la vida, al mismo tiempo que disfruta de su trabajo, vaya lo envidiaba en ese preciso momento, donde la ira me consumia, solo pensaba en agarrar a chingazos a alguien.
Pero en ese momento llegue al destino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario