Era un dia algo intranquilo y a la vez estorboso, ya que contaba con la suerte de traer una infeccion muy fuerte en la garganta. Hacia sol y eran las insoportables 2 de la tarde cuando sali del centro comercial 4 Caminos, rumbo a mi casa.
No podía ni hablar, era insoportable el dolor que sentía al pasar la saliva por la garganta, quería tronarme la garganta, o de plano cortarme las anginas.
Salí de cuatro sin éxito, y me dirigí hacia un taxista, de tez bronceada y complexion delgada, y unas cuantas canas poblaban su escaso pelo, su taxi un Pointer de la Volkswagen de color gris.
Subí, y di la dirección hacia donde me quería dirigir, y fue todo lo que dije en el trayecto, no se hablo mas. Hasta unas cinco cuadras antes de llegar a mi casa, recordó al pasar por esa calle, que había pasado algo extraño, algo bizarro.
La calle era estrecha, y solo cabe un carro en movimiento y dos a cada lado estacionados, es una calle larga.
Así que me dice el taxista, yo una ves venia por aquí, y ya iba a salir de la calle, cuando una camioneta (no especifico modelo) se me puso enfrente, y quería que yo me fuera de reversa hasta el final de la calle para que el pasara. Era mas fácil que el se echara de reversa tan solo unos cinco metros para yo poder pasar.
Pero no, aferrado y terco, ahuevado a que yo me diera en reversa, así que después de que el tipo de la camioneta no cedía, mi pasajero bajo del taxi y me dijo, haber espereme.
Se dirigió hacia el sujeto, le saco una pistola y se la puso en la cien, repitiéndole, haber cabrón, que no entiendes que te hagas para atrás. Ni tonto ni pendejo el sujeto si hizo para atrás, y el pasajero le dijo: gracias carnal, ahora vete a tu casa a cambiarte, por que ya te has de ver surrado. Y en eso el taxi, ya pudo pasar.
Antes de que acabara de platicar la historia, yo ya había llegado y lo esperaba con un pie abajo y la puerta abierta, para después pasarle a pagar lo del viaje.
No podía ni hablar, era insoportable el dolor que sentía al pasar la saliva por la garganta, quería tronarme la garganta, o de plano cortarme las anginas.
Salí de cuatro sin éxito, y me dirigí hacia un taxista, de tez bronceada y complexion delgada, y unas cuantas canas poblaban su escaso pelo, su taxi un Pointer de la Volkswagen de color gris.
Subí, y di la dirección hacia donde me quería dirigir, y fue todo lo que dije en el trayecto, no se hablo mas. Hasta unas cinco cuadras antes de llegar a mi casa, recordó al pasar por esa calle, que había pasado algo extraño, algo bizarro.
La calle era estrecha, y solo cabe un carro en movimiento y dos a cada lado estacionados, es una calle larga.
Así que me dice el taxista, yo una ves venia por aquí, y ya iba a salir de la calle, cuando una camioneta (no especifico modelo) se me puso enfrente, y quería que yo me fuera de reversa hasta el final de la calle para que el pasara. Era mas fácil que el se echara de reversa tan solo unos cinco metros para yo poder pasar.
Pero no, aferrado y terco, ahuevado a que yo me diera en reversa, así que después de que el tipo de la camioneta no cedía, mi pasajero bajo del taxi y me dijo, haber espereme.
Se dirigió hacia el sujeto, le saco una pistola y se la puso en la cien, repitiéndole, haber cabrón, que no entiendes que te hagas para atrás. Ni tonto ni pendejo el sujeto si hizo para atrás, y el pasajero le dijo: gracias carnal, ahora vete a tu casa a cambiarte, por que ya te has de ver surrado. Y en eso el taxi, ya pudo pasar.
Antes de que acabara de platicar la historia, yo ya había llegado y lo esperaba con un pie abajo y la puerta abierta, para después pasarle a pagar lo del viaje.
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1 comentario:
k historia tan impactante me venia de la emocion al saber k hizo el pasajero jaja
sigan asi saludos
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