Finalmente después de dos meses de mutuo cortejo, un viernes conspiraba contra el sistema, contra lo que debe ser correcto, contra el amor también, a favor de lo “prohibido”, de la lujuria y la pasión.
Me encontraba sola en mi casa, mis padres habían salido a un viaje express y regresaban al mediodía siguiente; no pude evitar que esa idea fuera la primera que se viniera a mi mente, así que comencé a buscarme pretextos para que aquello que pensaba no sucediera, pero, como hecho en broma o a propósito, ninguna de mis amigas, amigos y conocidos podía aceptar mi pretexto de tener una larga noche de alcohol, buena música y diversión sin restricciones. Absolutamente nadie, solo el, y esa idea seguía y seguía.
Sabía que mi parte impulsiva, la que actúa por aventura sin preguntarle a nadie, acabaría haciéndole la propuesta.
El, como todo buen varón, con la temperatura muy elevada y el deseo de hace tiempo ya, aceptó y entonces me di cuenta de que ya no podía arrepentirme y que aunque me dijera a mi misma que ese día no pasaría, eso ya no me funcionaba.
Soy de esas mujeres a las que les encanta la pasión, lo difícil, la aventura; soy una mujer débil ante el placer, totalmente seguidora de el ya que es pasajero, no es tan complicado, es maravilloso en su momento y no duele. Para mi el placer es la manera mas deliciosa entre dos personas que buscan conectarse, mas divertida y no necesitas un compromiso para encontrar placer. Por fuera puedo parecer muy frívola, pero realmente soy alguien con un corazón muy débil, creo en el amor al 100%, he tenido probadas de este, y es por eso que no intento buscarlo con cada persona, con cada relación, le guardo su debido respeto.
Ya era la hora, de hecho eran 10 minutos mas tarde de lo que habíamos acordado, los nervios no me dejaban tranquila así que acudí a una amiga por el celular también pensando parecer mas relajada hablando con ella cuando el llegara. “¿Qué!!!?, júrame que lo invitaste?!.. Es tu profesor!”, a pesar de que ella sabia la historia y que yo realmente le traía unas ganas inmensas, me dio la impresión de que siempre creyó que nunca llegaríamos a nada mas que a platicas por Internet y cosas no personales. Pero bueno, eso era el sazón de la situación, que era “prohibido”, o que no debía de estar bien, aunque nunca fue la razón de mi nerviosismo, ni su edad ni su postura de profesor; un hombre alto y espigado, delgado de buen cuerpo, de un atractivo diferente y sexy a su manera. Daba la impresión de ser un hombre reservado en sus maneras, poco sensible y algo misterioso para mí. Solamente era casi 10 años mayor y pues no sería el primer mayor en mi vida. Pero aun así estaba nerviosa, talvez mas por el que por mi, no lo se.
Pasaron las horas y el y yo bebíamos, lamentablemente no tenia música preparada, no tenia nada preparado, dispuse solamente de 45 minutos para arreglar detalles así que no me quedó de otra mas que poner mi presencia nada mas. Solamente bebíamos, yo fumaba, platicábamos y así todo se hacia mas interesante. Me veía fijamente con su pequeña mirada profunda, difícil de descifrar, su cara de un blanco muy pálido y su cabello corto, castaño obscuro cenizo, me hablaba con su voz joven y sexy a mi modo de pensar y me hacia desesperarme cada vez mas deseando poder arrancarle la ropa en ese mismo instante o que el lo hiciera primero.
Pasaban de las 5 a.m. y aun no pasaba nada, nos resulta fácil conversar, hay algo que nos conecta, algo tenemos en común pero no se que es, y es algo que va mas haya del deseo, solo se que tenemos algo parecido. Como yo he sido la de la iniciativa desde el principio, ya que sabia que el y su moral no le permitirían romper las reglas, fui yo quien lo incitó a comenzar esta historia. Pero en aquel momento era diferente ya, ya no había nada mas que deseo, ya ponía mucho de si y no le importaba si era su alumna o no. Comenzamos a jugar juegos traviesos que ayudan a abrir esa puerta y tras el primer contacto de sus labios con los míos perdimos la razón y yo perdí mi ropa, era tan excitante sentir su cuerpo debajo del mío, sentir el efecto de excitación que un hombre experimenta, sentir que su intensidad y furor eran mas fuertes con cada movimiento de mi pelvis rozando con su pantalón. Después perdí el brasier y comenzó a besar mi punto mas sensible, todo iba bien, y con esa emoción que se siente cuando dos personas están en una misma posición durante mucho tiempo tratando de digerir el momento y la sensación, rompimos la continencia que aun había y nos acostamos en el sillón; el cambio totalmente, no le importaba si era su alumna o no solamente realizaba esos movimientos que me hacían humedecerme cada vez mas así que me decidí a ayudarlo e invitarlo a sentir mas. Comencé a desabrochar su pantalón, sentí como una especie de frigidez de su parte y mientras yo no podía desabrocharlo el pensaba en algo… pero en ese momento se levanto y me miró, yo desconcertada le pregunte:”¿Qué pasa?”, por un momento pensé que se le había acabado la magia tan repentinamente, pero, con su respuesta fue mas que obvio: “Es que no puede ser, eres una alumna!”
Solamente me recosté en su pecho, ya no insistí en mas y le dije: “pues si, pero ya que puedes hacer? ya me tienes así y aquí”, me seguía acariciando el pecho y todo lo que implica, con una mezcla de incertidumbre y delicadeza mientras seguía hablándome de su dilema.
Se levantó, se fue muy decidido y pude percibir ese total arrepentimiento en su postura y su forma de irse… ambos sabíamos que no íbamos a concluirlo ahí en la sala de mi casa, ya que podía salir uno de mis hermanos de sus habitaciones, pero ya con esto no se si habrá segunda parte. No, miento, la verdad se que habrá segunda parte.
Al despedirnos, entre de nuevo a mi casa, solo me cubría una chamarra y a pesar de que mi estado dictaba alcohol, seguía en pie y podía pensar y razonar; ¿En donde esta mi ropa?!, fue lo que me dije con coraje cuando me atiborre de ideas negativas y positivas, no encontraba mis prendas!, eso me hacia enojar bastante porque cada segundo que pasaba sin ellas me recordaba que el se había arrepentido por haberme tocado de esa manera y que yo no podía hacer nada ante eso.
Tu Chica De Humo