domingo, 31 de enero de 2010

De La Chingada

Todavía hay quienes defienden los cadáveres de animales ensangrentados y desnudos en lujosos apartamentos, que se preocupan por su desgraciada alma, y que generan polémica de fotografías tomadas al cadáver de Beltrán Leyva.

Fin de semana en Torreón Coahuila, bares y antros atacados por seres despreciables, bajan de Hummers, Suburbans y tiran a diestra y siniestra contra cualquier cristiana que se les apeteciera, hijos de puta.

Atascados de cocaína pura, la sangre hirviendo, así es como le quitas la vida a un inocente, claro te sigues atascando de cocaína por que en las noches las caras de aquellos humanos que dejaste tirados sin vista a ningún lado y a sus amigos llorando desconsolados te atormentan, el alcohol ya no es suficiente, mucho menos el perdón de Jesucristo. Te ganas tu propia gloria en polvo. Aun hueles a sangre, pero tu ya ni siquiera sabes que es. Simplemente sigues matando por ordenes del patrón. O por tu instinto animal.

Que daríamos por no haber estado en el infierno correcto.

Estúpido Calderón, vivíamos tan tranquilos cuando aquel idiota iba y compraba su bolsita de marihuana para puro placer, ahora todos la llevamos. Quieres acabar con el narcotrafico, pero antes de que ellos te maten, nosotros la sociedad lo haremos, por habernos dado el bendito infierno de balas y ejecutados.

Ya no hay dolor, al ultimo que vas a hacer, la puta vida se acaba, se hace mierda en un instante. Malditos narcos, malditas drogas, maldito dinero.



Que no daríamos por ver a aquellos que hicieron la matanza del 30 de enero así: tirado, ensangrentado como un hijo de puta. Ojala te estés pudiendo en el infierno. Ojala nunca descanse maldito bastardo.




Nota en Milenio.com Aqui
Nota en Vanguardia.com.mx Aqui
Nota en Elsiglodetorreon.com.mx Aqui
Nota en Eluniversal.com.mx Aqui

jueves, 7 de enero de 2010

Human Nature

Admiro las vivencias de quienes escriben aquí, ya sean efímeros encuentros sexuales o fascinantes historias de taxi que no creo poder igualar -ni pretendo hacerlo- con mis paupérrimos relatos que dejan ver sentimientos de un diáfano corazón, sin embargo voy a escribirlos porque resulta mejor que ahogarlos en alcohol anhelando que mueran en el bar, y quien sabe, tal vez hasta le sirva de consejo a alguien. Las cosas fueron así…

La primera vez que sucedió empezó cual forzoso proceso mecánico. Una joven con fama de cortesana, que solía compartir lecho con un buen amigo mío cada que el deseo vehemente los vencía, insistía en presentarme a una conocida que llevaba un buen tiempo soltera y la que según decía tenía una carácter y manera de reaccionar bastante parecidos a mí -de entrada un gran error-. Voy a ser completamente sincero, mi pensamiento de “caballero” fue en otra dirección y mi razonamiento fue bastante estúpido – quiero justificarlo con la edad, hay épocas en que las ideas no van mas allá del sexo - me dije a mi mismo que si esta mujer que insistían conociera tenía algo en común con su amiga, llevarla a la cama no resultaría complicado, entonces accedí.

Cuando la vi, superó por mucho mis expectativas, me la describieron como una persona sumisa y reservada mas su físico no se evidenciaba así, era bella, situación que me animo bastante a conocerla.

Me voy a ahorrar palabras que no hacen falta para describir cuatro meses de sufrimiento por el puro placer de sentirse infeliz, me presionaba, hasta podría atreverme a mencionar que casi forzaba a decir cosas que alguien como yo jamás diría. Después la atracción desapareció, como la más loca, brusca y escarpada montaña rusa de emociones que jamás hubiese deseado abordar y las cosas obviamente no resultaron, mas en mi ingenuidad de aquellos tiempos no descubrí el porqué.


A la segunda la conocí en un antro, hasta donde el desvelo me deja recordad fui un poco obligado, mis amigos y yo teníamos muchas ganas de fiesta pero poco dinero para pagarla, entonces acabamos en un lugar barato y totalmente carente de fineza. Cuando eran 13 las cervezas uno de ellos se aventuró en el mar de gente, buscando mariposas – y me refiero a mujeres – que quisieran aceptarnos algunos tragos.
Las encontró, de hecho eran mejores de lo que esperaba, bailaban un tanto eufóricas por el calor de la música y lo entrado de la noche. Cual obligado recurso cada quien se acercó a su cada cual, todos estábamos en “pareja” si se puede llamar así. Yo conversé con una mujer de agradables maneras y transparentes intenciones, no parecía tener la audacia de sus amigas y nos llevamos bastante bien. Tiempo después de aquella velada la seguí frecuentando, creyendo que algo podría perdurar, pues también en aquella ocasión, confundí lo que solo era compañía, entonces me conforme con la mera atracción sexual, que redundo en conflictos para ambos. Toda emoción de mi parte se esfumó, sin que llegáramos a tener algún vínculo formal, por suerte. Lo último que supe de ella es que esta en otro país, probablemente estudiando.


Debo aceptar que me desesperé, llegué a sentirme totalmente vació, pero a la vez con muchísimo que dar, e hice la tercera estupidez, ahora por frustración.

Una dama extremadamente disciplinada tuvo a mal relacionarse con el tipo que escribe esto, la conocí en la universidad, y aun sabiendo que de todo ser femenino en el planeta, justamente ella era la menos indicada para estar conmigo, en un pérfido acto a mis emociones empecé a cortejarla… escribir esto me hizo tratar de encontrar una razón, y no veo otra que la soledad. Afortunadamente dije a tiempo lo que de verdad no sentía, y las cosas no pasaron a mayores, por eso le doy gracias a Dios, la vida, o cualquier cosa que sea superior a nosotros, a veces solito me meto en líos de los que no sé cómo salir, además, vendrían tiempos mejores.
Entonces en el sopor de mi pensamiento, recordé lo que aquí mismo escribí hace algunos meses, y que olvidé casi por completo… el amor, el de verdad, no se busca. Llega y totalmente inadvertido.

Una gran amiga de esas tan fugaces como un buen maestro o un apacible momento, me invito a salir, asiduos en nuestro bar preferido con sus negras paredes impregnadas con recuerdo de amores fallidos, hálito de nicotina, y gélidos licores, no podíamos escoger otro lugar.
Fui a su casa para recogerla, y venía acompañada de otra mujer, que siendo franco de entrada no causo ninguna impresión en mi mas allá de encontrarle parecido con una de mis catedráticas, eso es lo extraordinario. Llegamos a aquel bar y ya algo tomado (cuando mis complejos se van y me dejan a solas) empezamos a platicar, ahí empecé a notar más cosas, un tenue pero bastante agradable acento sureño, la forma de fumar más seductora que haya visto, y el perfil femenino más hermoso, coronado con una escultural nariz . Fue el fenómeno más imperceptible, suave y delicado en que se pueda experimentar una emoción.

Es difícil escribir con escalofríos, ella me suele causar eso.

Tiempo después de aquella noche, seguí viéndola, y se volvió mi droga, mi estimulante legal perfecto. Cada vez era más difícil dejarla, sentía que su aroma se quedaba en mis manos, terminaba totalmente perdido en sus ojos y borracho de ella pero siempre con ganas de más, y sus besos fueron el remedio perfecto para curar las heridas que dejo el pasado sin sanar. Sin prisas, de a poco, me dejo totalmente enamorado y con su tacto de mujer me dio la confianza de ser totalmente transparente, por ella sin problemas me quedaría sin secretos. Y me di cuenta, de que, sin previo aviso, tengo a mi lado a la mujer que hace mucho esperé. Siempre me faltarán adjetivos para describirla, y sintaxis a la altura.
Si de algo estoy seguro es de que todo esto no sólo me pasó a mí, o por lo menos es lo que me han dado entender en la pláticas que el dilema me a llevado a entablar, enamorarse es la situación más complicada y deliciosamente frustrante que experimentamos, aun así es perfecto, porque encuentras al ser que te complementará, a quien amas. Si para ver a la luna tengo que esperar por años y pasar por búsquedas fallidas, con gusto lo volvería a hacer.

martes, 5 de enero de 2010

Bebiendome La Vida



Descubri amigos, descubri a mi instinto de vida, un poco de aquello que tenia olvidado, un cigarro prendi y me abraze a mi mismo, abraze mi vida.


Me refugie en el alcohol, tal ves y hasta en Jesucristo, me agarre de las canciones y me aferre a mi familia. Gaste todo el dinero posible en perderme en el alcohol y las botellas caian de rodillas, secas.


Pasaban los dias, las horas, segui con mi vida, el trabajo era un constate de olvido y de alivio.


Las canciones deploraban mi estado, pero me escondia detras del Trance, y con mis audifonos me cobije.


Impaciente el dia, largas las horas, tenobroso el mañana, el hoy era historia, te encontre en uno de mis cigarros, eras tabaco puro, pero como el humo te me esfumaste de la garganta.


Han pasado tantas cosas, que jamas pense que pasarian.


Tomar no era, ni jamas sera una cura, pero ayuda. No pienso hablar de sentimientos, ya no siento, ya no arde, ya no.